Análisis de la crisis institucional de EPM y sus consecuencias en el clima laboral de la empresa.
Históricamente la fortaleza de EPM ha radicado en su gerencia media y sus profesionales de primer nivel. La planeación de largo plazo, la continuidad de los proyectos, la memoria institucional, los valores fundacionales y la ética laboral se preservan y transmiten por las personas que al cabo de años de trabajo meritorio llegan a esos cargos. Ese es el capital humano de EPM, el cual, al igual que el capital reputacional y el financiero, se está deteriorado por la desastrosa intromisión del alcalde Quintero Calle en el manejo de la Empresa.
Las vicepresidencias que reportan directamente al gerente se han ido llenado de personas venidas de fuera, sin experiencia previa en los negocios de EPM y con unas hojitas de vida livianitas, muy livianitas, como puede constatarlo cualquiera que se tome la molestia de consultarlas. En las vicepresidencias de negocios y en las de soporte es cada vez más difícil encontrar alguien que realmente sepa de los asuntos a su cargo. A las vicepresidencias de generación y distribución de electricidad, que responden por el 80% de los ingresos del Grupo, han llegado personajes que no distinguen energía de potencia pero que son tanto o más obsecuentes que la vicepresidente financiera a quien se escapan los conceptos de costo de oportunidad y de valor del dinero en el tiempo.
“Es muy grave la destrucción del capital humano que se está presentando en EPM y más pronto que tarde sus efectos empezarán a sentirse en la calidad, continuidad y costo de los servicios”. |
Entre los directivos de los otros niveles y los profesionales se instala la desesperanza por ver llegar a cargos a los que legítimamente aspiran a unos personajes anodinos a los que tienen que obedecer y que despliegan sin ningún pudor la más desconcertante ignorancia. Todos quieren irse y los que pueden lo hacen a la primera oportunidad, cosa extraña en una Empresa a la que otrora todo profesional aspiraba a entrar.
La desazón con hoy reina entre los funcionarios de EPM contrasta con las ilusiones que quiso sembrar Quintero Calle en carta que les dirigiera el 18 de octubre de 2019 y que empezaba por un efusivo reconocimiento del “profesionalismo y carácter técnico que han permitido hacer de EPM la empresa más querida de los antioqueños de ayer, hoy y siempre”. Y seguía el rosario de promesas:
1. | Nombraré una gerencia confiable, técnica y responsable… |
2. | Trabajaré para establecer un gobierno corporativo…. |
3. | Estabilidad a la gerencia y a la junta directiva…. |
4. | Invertiremos en el talento humano…. |
5. | Nos soportaremos en los técnicos para la toma de decisiones… |
6. | Desataré una reflexión profunda que permita aprender con humildad de los errores de Hidroituango…. |
7. | No señalaré culpables en Hidroituango… |
En todos esos casos, Quintero Calle hizo exactamente lo contrario.
Es muy grave la destrucción del capital humano que se está presentando en EPM y más pronto que tarde sus efectos empezarán a sentirse en la calidad, continuidad y costo de los servicios. La Superintendencia de Servicios Públicos sabe bien lo que está pasando y no debería esperar a un grave deterioro de los servicios para intervenir.
La situación de los profesionales de EPM es muy agobiante, pero deben tratar de evitar caer en la desesperanza y hacer todo lo necesario para resistir y mantenerse en los cargos pues su actividad reduce los daños y es esencial para una rápida reconstrucción una vez que la revocatoria termine con la pesadilla que Quintero Calle representa para la Empresa.
Los colombianos tendremos una nueva oportunidad para engrandecer nuestra democracia, una jornada en la que debemos procurar elegir bien y votar bien.
En la primera vuelta presidencial nos corresponde como ciudadanos ejercer con autonomía nuestro derecho al voto, como forma de expresión y de participación. Ese ejercicio requiere de análisis, criterio y contraste de información, sin olvidar que están en juego el futuro del país, nuestra democracia, las libertades, la economía, los bienes públicos, el patrimonio privado, el empleo, la salud, la educación…
En esta campaña electoral nos encontramos en un escenario variopinto de candidatos, propuestas, promesas e ideologías que, hoy más que nunca, nos debe concitar a votar con responsabilidad, convicción, coherencia y con respeto por nuestra democracia. Es nuestro deber como ciudadanos votar a conciencia; no podemos darnos el lujo de llorar sobre la leche derramada; basta posar la mirada en la Medellín de hoy y las consecuencias de una elección.
En la Medellín de hoy se ven efectos en los daños a instituciones como EPM, Ruta N, el Hospital General y el Jardín Botánico, en el deterioro de las relaciones con el empresariado y con el desprecio con que se trata a algunos medios de comunicación.
En la Medellín de hoy se percibe una estigmatización contra quienes ejercen oposición. En la ciudad se percibe un gran debilitamiento de programas históricos como Buen Comienzo y de la educación en general. La Medellín de hoy cayó 29 puestos en el ranquin de Smart Cities al pasar al lugar 101 entre 118 ciudades. En la Medellín de hoy se han cerrado 16 centros de salud adscritos a Metrosalud. En la Medellín de hoy la percepción de inseguridad ciudadana cotiza al alza.
En la Medellín de hoy se percibe la utilización de EPM como caballito de batalla para la desestabilización institucional y empresarial de nuestra región. En la Medellín de hoy existe la percepción de que las puertas de EPM se abrieron para dar paso a la politiquería y con ello la pérdida de rigor y el resquebrajamiento del gobierno corporativo de la empresa, impactando, entre otros, su reputación financiera.
En la Medellín de hoy quedó la percepción de haberse orquestado una estrategia para propiciar la demora del pago de los seguros por la contingencia del proyecto Hidroituango. En la Medellín de hoy se ha puesto y se sigue poniendo en riesgo a Hidroituango, a EPM y las finanzas de la ciudad, a la que le transfieren más de 1,5 billones de pesos anuales para inversión social.
Ante este espejo de Medellín y de EPM, la segunda mayor fuente de ingresos de la Nación, después de Ecopetrol, como ciudadanos debemos procurar elegir y votar bien, pensando en la democracia y nuestros derechos y libertades, defendiendo las empresas generadoras de empleo y el bienestar de todos los colombianos.
Debemos mirar el espejo de Medellín para evitar, que como se ha hecho con EPM, se pongan en riesgo a Ecopetrol y la autonomía del Banco de la República, así como el sistema pensional, lo que podría dar al traste con el sueño de millones de colombianos de acceder a una jubilación más tranquila.
Como ciudadanos está en nuestras manos decidir lo mejor para el país. Ese ejercicio requiere de total consciencia, absoluta responsabilidad y el mayor conocimiento posible de antecedentes y propuestas, esbozadas en los planes de gobierno y declaraciones públicas de quienes aspiran a regir los destinos de Colombia en los próximos años.
En las próximas elecciones está en nuestras manos elegir bien y votar bien.
Los antioqueños siempre hemos tenido la idea de que las transferencias de EPM han servido para mejorar la calidad de vida de todos y que por ello hay que cuidar a la “joya de la corona”. Les contamos qué tan cierto ha sido esto en el último periodo de gobierno y otros detalles sobre las finanzas de EPM.
Por Redacción SINPRO
¿Por qué en el 2020 EPM debió entregar $9.000 millones para financiar a Telemedellín? Es sabido por la opinión pública que el canal local viene en una crisis económica hace unos años, pero lo que no se explica es el porqué se debía “tapar” el hueco con recursos de EPM cuya misión es “transferir recursos al Municipio de Medellín para programas de corte social”.
Además, durante este periodo de gobierno, la propia administración de Telemedellín propuso a la Vicepresidencia de Comunicaciones de EPM ser su central de medios con el fin de buscar ingresos para la solvencia del canal. En ese momento, el vicepresidente de Comunicaciones de EPM se negó y priorizó la pauta con empresas de Bogotá, según fuentes consultadas por el periódico Conexión.
Así las cosas, el canal perdió la oportunidad de conseguir ingresos por gestión, pero a cambio recibió el subsidio de los $9.000 millones. Además, EPM puso otros $200 millones para “financiar el desarrollo de medios ciudadanos”, según se lee en el informe de Medellín Cómo Vamos.
El mismo informe dice que desde 2017 las administraciones municipales han venido creciendo el rubro de participación de los recursos de EPM (ya sea por transferencias o a través de otras figuras como los convenios) de 16% a 23%. Es decir, además de las transferencias, los alcaldes cada vez comprometen más recursos de la empresa para diferentes proyectos, que muy difícilmente pueden ser considerados como inversión social.
El caso Ruta N
De la misma forma que EPM resultó “subsidiando” a Telemedellín, desde 2020 la empresa firmó un convenio de colaboración y aportes con Ruta N, donde la primera pone $10.800 millones mientras que la segunda un poco más de $899 millones, pero la mayor parte en especie.
Vale recordar que desde 2020, Ruta N ha tenido tres directores y pasó por un proceso similar a EPM con la renuncia en pleno de su junta directiva. Además, hace poco su actual director, Iván Darío Castaño, fue expuesto en medios de comunicación por denuncias relacionadas con contratación y el uso de recursos enfocados a objetivos clientelistas.
La principal duda que surge aquí es si la actual administración municipal está usando a EPM para apalancar entidades en problemas, en lugar de exigirles capacidad de gestión y autonomía financiera. El programa Medellín Cómo Vamos lo expresó así: “Los buenos resultados históricos de EPM han llevado a que los presupuestos del Distrito de Medellín tengan niveles de gasto e inversión superiores a otras grandes ciudades del país, durante algunos periodos de los últimos 20 años, sin que los ciudadanos y las empresas hayan tenido que hacer un esfuerzo fiscal superior, de hecho, el recaudo de ICA por empresa formal registrada en la ciudad viene bajando”.
Se concluye que el Municipio de Medellín está muy confiado en las transferencias de EPM, a quien le exige esfuerzos financieros adicionales y con destinaciones tan diversas como subsidiar a Telemedellín, hacer aportes adicionales a entidades como Ruta N y, eventualmente, pagar la conservación catastral de la ciudad.
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