Abril de 2024.

Hace 70 años, el objetivo de la creación de EPM fue garantizar el funcionamiento regular, permanente y económico de servicios en Medellín y fomentar el progreso de la ciudad.

Por múltiples razones, y de manera natural, algunos servicios crecieron a municipios del área metropolitana del Valle de Aburrá y de Antioquia. Igualmente, otros negocios asociados a la prestación de esos servicios, como la generación de energía, se convirtieron en base fundamental del desarrollo de EPM, referente de gestión pública empresarial.

Diferentes administraciones llevaron a que EPM se convirtiera en una empresa inversionista, alejándola de la prestación del servicio a su público natural, y llevándola a actividades de servicios públicos y otras asociadas en varias regiones de Colombia y algunos países de América Latina. Para ello se adquirieron o crearon diversas empresas que hoy conforman el Grupo EPM, con multimillonarios activos, ingresos, inversiones y utilidades. Aun así, EPM como empresa original (EPM matriz), más que la totalidad del Grupo, ha sido la gran generadora de los recursos para la empresa y de las transferencias a Medellín.

Podría existir un debate profundo sobre la relevancia y pertinencia de estas inversiones, si van en contravía o no del espíritu para el cual fue creada EPM. Al margen de éstas, sí consideramos pertinentes hacer algunas consideraciones sobre estas inversiones, que son tratadas al interior de EPM como si fueran un CDT:

1. Las inversiones de EPM deben hacerse después de garantizar el mantenimiento y actualización de los servicios existentes. Vemos con riesgo, por ejemplo, como se han aplazado actualizaciones de redes de acueducto y alcantarillado, que pueden poner en riesgo el servicio en diferentes sectores de Medellín, o mantenimientos en centrales hidroeléctricas que se detuvieron y que generaron contingencias con cuantiosas pérdidas económicas.

2. Las inversiones por priorizar deberían tener un componente territorial que incluya los municipios de Antioquia: si bien es cierto que en tema de electrificación han existido avances importantes de EPM en la región, los de agua potable o gas han tenido retrasos.

3. Cualquier inversión que haga EPM debe tener una revisión constante en su impacto, para generar acciones concretas de mejoras o eventuales desinversiones. La rentabilidad de la inversión debe ser un indicador necesario, pero no el único.

4. Se debe tener un especial cuidado con las inversiones en el extranjero, que se ciñen a normatividad extraterritorial, y cuya información es de mínimo control de las autoridades y, aún menos, de los ciudadanos. Los riesgos de corrupción inherentes a estas empresas por fuera de Colombia son infinitos.

5. El altísimo riesgo económico de EPM en Afinia, que tienen una billonaria inversión que apenas se va realizando, y con anunciados riesgos de cartera, corrupción y dificultades políticas ante quejas constantes por un servicio intermitente de electricidad.

6. Desde el punto de vista jurídico y del propósito, es bastante debatible la existencia de la Fundación EPM, a la que se destinan recursos para labores sociales alejadas de su objeto pero que, además, pueden ser prestadas por otras entidades públicas creadas para ese efecto. Además de ser una puerta abierta a las nóminas paralelas, las formas de contratación de las entidades sin ánimo de lucro generan altos riesgos de corrupción en manos inescrupulosas.

Ya es hora de abrir un debate sobre el Grupo EPM, que surgió como una idea interesante pero que no puede quedarse en un portafolio de inversiones que se suman en una bolsa total pero que no llegan a generar un cuidado detallado de muchos recursos que podría liberar EPM para la mejora constante de su servicio o la actualización en estrategias de negocios acordes con nuevas tendencias del mercado. Es hora de empezar una nueva etapa.

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