Aunque el acuerdo suscrito entre UNE y Millicom le dio el control administrativo y operacional a esta última, EPM podría –y debería– retomar las riendas de la empresa de telecomunicaciones.
Mientras se discute la posible enajenación de activos por parte de EPM, surge la inquietud de qué hacer con UNE EPM Telecomunicaciones S.A. (ahora conocida como TigoUNE), pues no faltan las voces que insinúan que si EPM necesita efectivo, pues que venda lo que le queda de esta empresa.
Los directivos de EPM han hecho claridad al respecto al mencionar con nombre propio los activos que podrían ser enajenados, dejando al margen a UNE. Sin embargo, no hay claridad con respecto al interés real que EPM tiene hacia su empresa de telecomunicaciones, dada la poca atención que le presta a la que llama “inversión relevante”.
Cuando se pactó la fusión por absorción entre UNE y Millicom, se dijo que EPM conservaría el 50% más una acción de la empresa fusionada, se garantizarían los derechos laborales de los servidores (lo que nunca se ha cumplido) y el ejercicio del control administrativo y operacional quedaría en manos de los accionistas minoritarios. En otras palabras, la empresa con mayoría accionaria delegó el control a cambio del pago de una prima. |
Adicionalmente, EPM aceptó quedarse con tres acciones preferenciales sin derecho a voto, que le restaron un puesto en la junta directiva de la empresa fusionada. Esas acciones nunca han rendido dividendos y la dejaron sin poder decisivo en una junta de ocho miembros, donde la mayoría la tiene la empresa absorbida, lo que resulta totalmente ilógico.
En el mundo de los negocios la base lógica sería vender la administración sin perder equidad. El Código de Comercio señala que ni siquiera un socio mayoritario puede obligar a los minoritarios a aprobar acciones que sean perjudiciales para ellos. En este caso, Millicom puso las condiciones y EPM aceptó sin objeciones.
“El Código de Comercio señala que ni siquiera un socio mayoritario puede obligar a los minoritarios a aprobar acciones que sean perjudiciales para ellos”
Como para equilibrar el acuerdo, EPM quedó con la opción de realizar algunos nombramientos en cargos directivos de la empresa fusionada. Pero a la fecha ha hecho poco uso de ella o no le ha servido de nada. Se trata de la posibilidad de hacer control interno por medio de la Vicepresidencia de Auditoría, en la cual fue nombrado el señor Jhon Jairo Vásquez López, hombre de EPM, que de inmediato se puso a órdenes de Millicom, por lo que control no hubo y ello quedó demostrado con el incumplimiento a la garantía de los derechos laborales, pues desde 2014 más de 1.500 personas han salido de la empresa por despidos, planes de retiro voluntario y el paso de trabajadores para que presten sus servicios a través de un tercero, en este caso Huawei Technologies Managed Service Colombia SAS.
Asimismo, la Vicepresidencia de Auditoría de UNE tampoco advirtió a EPM con respecto a la venta de activos (infraestructura de edificios y torres de transmisión), decisión que no fue consultada con el Concejo de Medellín, que debe aprobar toda desinversión que hagan las empresas donde EPM tenga participación. Tampoco se ha pronunciado sobre el traslado de empleados a Huawei, ni sobre la venta de infraestructura de UNE, mucho menos sobre los procesos disciplinarios irregulares, y como si fuera poco, ni una palabra sobre la dilatación de la negociación de la Convención Colectiva con SINPRO.
¿Habrá forma de enderezar el entuerto? Parece viable, a pesar del mal acuerdo que dio origen a la fusión. Pero llegar a esa instancia es posible en la medida en que las directivas de EPM tomen la decisión de hacerlo.
Protagonistas de la retoma
Pese a que en un debate en el Concejo de Medellín, el entonces Gerente de EPM, Juan Esteban Calle Restrepo, dijo que después de la fusión con Millicom, UNE dejaba de ser una filial del ente autónomo para convertirse en inversión relevante, hay otras voces que piden la retoma del control de la empresa de telecomunicaciones.
Según los expertos consultados, lo primero que debe hacer EPM es devolver las acciones preferenciales y asumir la responsabilidad plena de la propiedad de esa inversión, así sea otro quien tenga el control administrativo. En ese sentido, debe hacerse escuchar por medio de los tres miembros que EPM tiene en la Junta Directiva de UNE, que al día de hoy son: Jorge Londoño De la Cuesta (Gerente General de EPM), Andrés Restrepo Isaza (Presidente de Mineros S.A.) y Federico Arango Toro (Consultor empresarial), estos dos últimos con bastante cercanía al Grupo Empresarial Antioqueño (GEA). No se entiende por qué los tres miembros de junta no son empleados de EPM.
Al margen de quiénes son, los representantes de EPM en la Junta Directiva de UNE no deben olvidar lo estratégico que es la empresa para la ciudad. Cuando Medellín cambió su vocación industrial por la de servicios, UNE adquirió un mayor valor, toda vez que en este tipo de ciudades las vías para la competitividad son las TIC o, mejor, son las autopistas para la exportación de servicios. ¿Cómo no iba a ser importante UNE como impulsor de la nueva vocación de Medellín?
“Cuando Medellín cambió su vocación industrial por la de servicios, UNE adquirió un mayor valor…”
Así como los miembros de la Junta Directiva de UNE, los de la Junta Directiva de EPM también tendrían que ser protagonistas de la retoma del control de EPM en UNE. Ya expresada su importancia en la vocación de Medellín, desde EPM se debería cuidarla más para apoyar la prospectiva de la ciudad.
Además, la Vicepresidencia de Estrategia y Crecimiento de EPM, en cabeza de Gabriel Jaime Betancourt Mesa, que realiza seguimiento a las inversiones de la organización, debe hacer un estricto control de UNE, para hacer las recomendaciones del caso a los miembros de ambas juntas directivas.
Por otro lado, tiene que haber un mayor compromiso de la Contraloría General de Medellín, con un permanente trabajo de fiscalización a lo que pasa en UNE, dado su carácter de sociedad mixta y en la que prima la parte pública. Se podría estar al borde o haberse configurado ya un detrimento patrimonial, al no utilizarse bien los recursos de la empresa.
Todo ello pone a pensar en si los administradores que asumieron el control de UNE eran realmente idóneos o si EPM cometió un error al vender parte de ella. Justo ahora que EPM está revisando sus inversiones, es el momento preciso de retomar el control en una de sus empresas más importantes y de repensar la estrategia del futuro de las telecomunicaciones en Medellín.
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